miércoles, 3 de marzo de 2010

La ardilla.


La ardilla es un animal vital y muy activo. Inmediatamente la asociamos con Chip y Dale, y que se dedican a guardar nueces y bellotas en el ahuecado tronco de un árbol.

Se acerca el otoño y luego el invierno y la ardilla te invita a recolectar, a acumular, a juntar. Para ello lo primero es botar lo inservible. Todos los restos, los cachureos de tu vida, aquello que ya no sirve, debe irse al tarro de la basura. El espacio en el tronco del árbol debe quedar despejado. 

Mantén aquello que funciona en tu vida y lo que esté muerto y aún a la intemperie, entiérralo definitivamente. En los tiempos difíciles es necesario acumular y cuidar nuestra energía. No te desgastes, pues la ardilla suele ser hiperactiva, y perder energía y estresarte sería peor.

En tiempos de escasez, junta lo necesario para la supervivencia en el invierno: recoge los verdaderos afectos, lo realmente necesario, y bota preocupaciones y miedos. 

Sé activa pero a la vez paciente. Planifica con cuidado el nuevo ciclo que se aproxima. Revisa techos y cañerías de tu hábitat y del alma. Mira que el invierno será duro, pero nuestra ardilla estará muy bien preparada.


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